jueves, 5 de mayo de 2016

Existió el holocausto Judío ?



El Holocausto judío, ha sido puesto en duda por prestigiosas eminencias de la ciencia, y si bien no se desmiente la persecución a los judíos por el estado nazi, aparentemente habría escritores que se animarían a afirmar que no fueron asesinados  seis millones, si no que fueron una cifra aproximada a los seiscientos mil. Conocida como EL REVISIONISMO , se creó hace mucho una corriente de investigación histórica, que niega la mayoría de los eventos anti judíos a manos de los nazis.

Toda verdad atraviesa tres fases. Primero es ridiculizada. Después recibe una violenta oposición.
Finalmente es aceptada como hecho evidente.
Harry Elmer Barneshistoriador por la Universidad de Columbia fue uno de los pioneros del revisionismo del Holocausto en Estados Unidos.
El revisionismo del Holocausto es una corriente histórica que tiene la finalidad de reinterpretar, a la luz de nuevas evidencias, los hechos acaecidos en Europa entre los años 1941 y 1946 y que fueron posteriormente tergiversados por los intereses políticos que impulsaron la creación del Estado de Israel en la región de Palestina en 1948.
La negación del Holocausto es a menudo la conclusión natural de la mayoría de los estudios revisionistas, al incluir nuevas pruebas forenses, análisis científicos y evidencia documental no disponible hace 60 años. Sin embargo, esta negación sólo comprende aspectos puntuales, como por ejemplo la existencia de cámaras de gas homicidas o la cifra de seis millones de víctimas judías. No niega la persecución de los judíos y otras minorías, el establecimiento de campos de concentración para grupos considerados como un riesgo para el Estado en guerra ni otros acontecimientos de la historia oficial.

El revisionismo del Holocausto se denomina así por ser una corriente del revisionismo histórico, aunque no es necesariamente reconocida actualmente por las instituciones académicas oficiales, principalmente por poseer ideas políticamente incorrectas.
En las primeras décadas posteriores a la guerra, las comunidades judías decidieron no dignificar aquellos estudios revisionistas con una respuesta, creyendo que contestar sólo llevaría a esta corriente a una mayor credibilidad. Más tarde, y con cierta resistencia por parte de la comunidad judía, la historiadora judía Deborah Lipstadt los denominó "negadores del Holocausto", ya que, desde su punto de vista, no estaban "revisando" la Historia, sino más bien, negando lo que ella considera categóricamente hechos indiscutibles. Posteriormente la propaganda del Lobby judío empezó a utilizar de modo despectivo el término "negacionismo" con el objeto de estigmatizar y aislar a los revisionistas. Esta iniciativa deriva del concepto de négationnisme en idioma francés, propuesto por Henry Rousso en The Vichy Syndrome, (1991), el cual no se ajusta a la realidad, pues la expresión quiere indicar o sugerir, que los revisionistas niegan dogmática las verdades oficiales sin recurrir a la investigación.
De este modo, cualquier persona que negara la existencia del Holocausto, se convertiría simplemente en "negacionista", no importando si éste cumple con las exigencias de la metodología histórica o no. Esto es contradictorio cuando se toma en cuenta a los revisionistas históricos que no se dedican al estudio particular del Holocausto, pero que también niegan ciertos hechos que la Historia oficial ha establecido como verdaderos.
En compensación por el uso de este término, y para facilitar la diferencia de las teorías entre ellos, los revisionistas se refieren como exterministas o exterminacionistas a aquellos que apoyan o acreditan la historia oficial, falsamente académica, sobre el Holocausto.

Historia

Paul Rassinier

El padre del revisionismo del Holocausto no fue unneonazi sino un marxista y miembro de la resistencia francesa llamado Paul Rassinier quién vivió la experiencia de estar preso en un campo de concentración.
Si bien se admite que lógicamente fueron los nazis, como Hermann Göring, las primeras personas en negar las acusaciones de crímenes que se les imputaron en los inconsistentes Juicios de Núremberg, no fue sino hasta las investigaciones del profesor francés Paul Rassinier que se comenzó formalmente con esta corriente revisionista.
Rassinier dio inicio al revisionismo del Holocausto al publicar en 1950 Le Mensonge d’Ulysse ("La mentira de Ulises")[5], que aborda el tema de los testimonios de ex-prisioneros de los campos de concentración alemanes y su vivencia en Buchenwald y Mittelbau-Dora donde estuvo preso por participar en la Resistencia Francesa. Al escribir este libro, Rassinier se ocupó de cuestionar y desmentir cada uno de los testimonios que existían sobre cámaras de exterminio en territorio alemán (antiguo Reich[6]), sin embargo admitió su falta de autoridad moral para testificar sobre los demás campos que se hallaban tras la Cortina de Hierro, es decir, campos que se encontraban dentro de los territorios ocupados por los soviéticos en ese momento, como el de Auschwitz por ejemplo, y consideró la remota posibilidad de la existencia de las cámaras de exterminio en ese territorio. Pero tras sus posteriores investigaciones cambió su postura totalmente, afirmando que no hubo ejecuciones por gaseamiento en ningún campo. Rassinier afirmó también haber buscado durante quince años testigos de los gaseamientos sin éxito y que en los campos, además de contar con atención médica y actividades recreativas, se les remuneraba a los presos por el trabajo forzado.
En 1965, en un esfuerzo por conseguir la neutralidad histórica y política, Rassinier escribió:
Quiero que se reconozca la inmoralidad de investigar simplemente a los criminales de guerra alemanes, especialmente cuando se exagera la índole criminal de su actividad, lo cual ha ocurrido en muchos casos. Creo que, a raíz de una guerra, debería concederse amnistía general a todos los combatientes.
Paul Rassinier, 1965.
Ante la imposibilidad de acusar a Rassinier de ser simpatizante de los nacionalsocialistas, la única explicación que encuentran sus detractores es que este habrá sidoantisemita y por ello negaría un supuesto genocidio de los judíos. Pero Rassinier no era antisemita, incluso participó en la fundación de la red clandestina Libération-Nordque permitió a miles de judíos la posibilidad de huir de la zona ocupada para llegar a territorio suizo.
Para sus detractores el hecho de que Rassinier no haya visto ejecuciones en cámaras de gas ni ejecuciones en masa, se explicaría porque ni Buchenwald ni Mittelbau-Dora fueron campos de exterminio. No obstante cuando Rassinier fue liberado, todos los campos de concentración eran considerados lugares de exterminio con cámara de gas según los Aliados. Fue después de que personas como Rassinier negaran este hecho aceptado que se admitió oficialmente que no hubo campos de exterminio en suelo alemán. Incluso existieron numerosos testigos que afirmaron la presencia de cámaras de exterminio en Buchenwald[7], punto del cual no se hace mención ya que debilita gravemente toda la teoría del Holocausto, al demostrar lo fácil de explicar que resulta la existencia de testigos de hechos que ahora se admite jamás ocurrieron. Con respecto a los campos "de exterminio" en Polonia, cita en su libro La mentira de Ulises al doctor judío Benedikt Kautsky que fue prisionero durante 7 años, 3 de ellos enAuschwitz y posteriormente declaró lo siguiente:
Yo estuve en los grandes KZ de Alemania. Pero, conforme a la verdad, tengo que estipular que no he encontrado jamás en ningún campo ninguna instalación como cámara de gaseamiento.[8]
Benedikt Kautsky, en su libro Teufel und Verdammte
Rassinier fue de los primeros revisionistas en sacar al descubierto la vasta falsificación de los hechos de los campos de concentración alemanes, y que a cuyo conjunto se le denominó como Holocaustosobre todo a partir de la década de los setentas.

Harry Elmer Barnes

El historiador estadounidense Harry Elmer Barnes, asumió una postura revisionista en los años más tardíos de su vida. Entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, Barnes se volvió un conocido escritor pacifista y el máximo exponente del movimiento revisionista histórico. Después de la Segunda Guerra Mundial, se convenció de que las acusaciones hechas contra Alemania y Japón, incluyendo elHolocausto, fueron propaganda de guerra usados para justificar la participación de Estados Unidos en la guerra.

Einar Aberg

En 1959, el profesor Einar Aberg había publicado en Norniken, Suecia, un cálculo estadístico, en el que la cifra de 6.000.000 de judíos muertos, no correspondía con la información de algunas fuentes como la American Jewish Comittee y la Statistical of the Synagogues of America.
El documento fue clasificado como texto antisemita y los historiadores exterminacionistas no le dieron importancia. El Wold Almanac fue acusado de negar el Holocausto por haber publicado las estadísticas que no coincidían con los supuestos 6.000.000 de judíos asesinados, por este motivo se vio obligado a retractarse e imprimió en 1949 otra estadística "corregida" donde figuraba la cantidad de 11.266.600 para no contradecir a la historia oficial. Sin embargo, incluso la historia oficial admite que esta última cifra se obtuvo mediante un cálculo que asume que murieron seis millones de judíos, y no es el resultado directo de un censo. De modo que jamás se ha constatado la desaparición de seis millones de judíos mediante datos estadísticos y sin embargo el New York Times hace una estimación de la población mundial judía en 1948 que estaría entre 15.600.000 y 18.700.000[9] utilizando varias fuentes además de World Almanac, como por ejemplo estudios realizados por la ONU.

David Hoggan

David Hoggan
Un prominente precursor del revisionismo fue el historiador David Hoggan, quien escribió en 1969 uno de sus primeros libros donde negaba el Holocausto titulado: The Myth of the Six Million (El mito de los seis millones). Hoggan se convirtió en una de las primeras personalidades más importantes del revisionismo, pues sus varios profesorados universitarios confirmaron la seriedad de sus trabajos.

Institute for Historical Review

El Institute for Historical Review (Instituto para la revisión histórica, conocido por sus siglas en inglés IHR), fue fundado en 1978, en Estados Unidos, por William David McCaldenWillis CartoHarry Elmer Barnes y A. J. Taylor. Es una asociación académica con sede en California, que constituye el principal centro del revisionismo histórico y se dedica a retar públicamente la veracidad histórica del Holocausto.

Informe Leuchter e Informe Rudolf

Portada del Informe Leuchtercon prólogo de David Irving.
El Informe Leuchter es el nombre por el cual se conoce a una investigación pericial realizada en 1988 por el norteamericano Fred A. Leuchter, quien es especialista en el diseño y construcción de equipos para ejecución en las cárceles de Estados Unidos. Este documento ha sido una de las primeras herramientas de los revisionistas del Holocausto para demostrar materialmente la falsificación de las cámaras de exterminio de Auschwitz IAuschwitz-Birkenau y Majdanek.
La imposibilidad técnica de los supuestos gaseos y cremaciones en masa ya había llamado la atención de varios investigadores como Ditlieb Felderer y Robert Faurisson, en la década de los '60s, pero aún no se había realizado un análisis científico directo a los instrumentos con los que se habrían cometido los supuestos crímenes, es decir, las cámaras de gas y los crematorios. Ni siquiera en el tiempo en que se llevaron a cabo las acusaciones se realizó un dictamen pericial sobre las armas de los supuestos delitos; en ninguno de los juicios contra los nazis se ordenó elaborar tal peritaje, necesario para cualquier proceso por homicidio.
El 25 de febrero de 1988, Leuchter viajó a Polonia con un equipo que incluía un camarógrafo, un dibujante y un intérprete polaco. Extrajo sin permiso trozos de pared y de suelo de las cámaras de exterminio y de desinsectación las cuales fueron llevadas a Estados Unidos y analizadas por el químico judío estadounidense James Roth, sin ser informado de dónde procedían para no influenciar los resultados.
La argumentación de Leuchter se basó principalmente en los siguientes puntos:
Considerando que el cianuro llega a perdurar durante siglos en argamasa y piedra, los resultados del análisis del Dr. Roth determinaron que:
  • Las muestras extraídas de las cámaras de desinsectación contenían una muy elevada cantidad de cianuro. En en la superficie de dichas cámaras se habían encontrado residuos de azul de Prusia.
  • Las muestras extraídas de las supuestas cámaras de exterminio contenían un rastro nulo o ínfimo de cianuro, careciendo la totalidad de éstas de dichos residuos de azul prusiano en su superficie.
La presentación del informe desató una persecución y juicios contra el propio Leuchter. Las organizaciones judías basaron su crítica en que éste no poseía título académico como ingeniero y habría exagerado su experiencia en lo referente a la fabricación de cámaras de gas para el gobierno estadounidense. Además se intentó desacreditar todo el informe en base a que el autor no especificó la profundidad de las muestras que extrajo, lo cual podría influir en el resultado del análisis produciendo un margen de error mayor a lo normal (aunque los residuos de HCN hallados eran 100 veces mayores en las cámaras de desinfección de ropas que en la supuesta cámara de gas). Sin embargo, el estudio fue reproducido y confirmado por el químico Germar Rudolf en el Informe Rudolf, el cual sí posee todas las acreditaciones necesarias y siguió correctamente la técnica, llegando a las mismas conclusiones que Leuchter. Su informe nunca pudo ser refutado y las autoridades alemanas optaron por encarcelarlo sin darle posibilidad alguna de defenderse de los cargos en el terreno científico.

Afirmaciones y conclusiones de los revisionistas del Holocausto

Las tres afirmaciones básicas de los revisionistas del Holocausto son:[10]

No hubo una política oficial, un plan o una intención clara para el exterminio físico de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial

El estado alemán no tenía planificado ni llevó adelante un genocidio contra los judíos. Si bien esta afirmación no niega que individuos particulares al servicio o no del estado pudieran cometer crímenes de guerra.

No murieron seis millones de judíos durante la guerra

Esta es una cifra tremendamente exagerada y no se corresponde con la realidad. Se cuestiona que desde 1933 a 1945 hubiesen muerto más de 800.000 personas en los campos de concentración, de entre las cuales aproximadamente de entre 150.000 y 300.000 serían judíos. Parte de esta afirmación se basa en los cálculos estadísticos poblacionales de la época, de natalidad, mortalidad y migración, así como en los de los campos de concentración alemanes. Los trabajadores eran necesarios en época de guerra y hubiese sido contraproducente ejecutarlos. Por esta razón el 8 de diciembre de 1942,Heinrich Himmler, responsable máximo de todas las instalaciones de prisioneros, hizo llegar a todos los centros de internamiento una orden taxativa, conminando a las autoridades responsables a que "el índice de defunciones en los campos debe ser reducido a cualquier costo". La Cruz Roja Internacional, que tuvo acceso a los campos y los supervisó durante la guerra, informó sobre dichas defunciones.[11]

No existieron cámaras de gas homicidas en los campos de concentración

No se refieren aquí a las cámaras usadas en la desinsectación de piojos por medio del gas Zyklon B para la ropa o los colchones de las barracas, cuya existencia es incuestionable, sino a las supuestascámaras hechas específica y funcionalmente con el propósito de asesinar personas. Esta afirmación se basa también en los resultados de los análisis realizados en los restos de las supuestas cámaras de exterminio y que son incompatibles con lo que establece la historia oficial. Además, el director de archivos y persona a cargo del Museo de Auschwitz, el polaco Dr. Franciszek Piper, había anunciado que lacámara de gas que se exhibe al público en el museo fue construida por los soviéticos después de la guerra.
Cuando la Cruz Roja entrevistó a miles de prisioneros liberados al final de la guerra, preguntándoles si habían visto "cámaras de gas", la respuesta fue universalmente negativa.[12]

Otras afirmaciones

Entre otras afirmaciones se incluyen las siguientes:
  • La Alemania nacionalsocialista creó campos de concentración o campos de trabajo al igual que muchos otros países con el fin de internar individuos que, por sus ideologías o nacionalidades, pudieran representar una situación conflictiva para el país. Por ejemplo, la reclusión de individuos japoneses en campos de concentración estadounidenses durante la guerra.
  • Aproximadamente 300.000, murieron en los campos de concentración, de las más diversas causas, incluyendo muerte natural y epidemias.
  • El Zyklon B es un insecticida a base de ácido cianhídrico utilizado ya desde 1922 para combatir epidemias como el tifus exantemático transmitido por el piojo y así proteger la salud de los civiles, tropas, prisioneros e internados, los informes de los campos de concentración hablan también de otros procedimientos anti-parasitarios, tales como cortes de cabello y de duchas regulares.
  • El constante bombardeo aliado causó rupturas a carreteras, puentes y vías férreas, las cuales suministraban alimentos y medicamentos a los diversos campos de trabajo, por esa razón la inanición y las epidemias de tifus fueron factores decisivos para las bajas de prisioneros judíos y no judíos, enfermeras, médicos y el personal de administración de los campos, sin incluir la vejez y la muerte natural. Este hecho fue descrito por Rassinier en sus obras, y confirmado también por la Cruz Roja en un informe de 1948 en el que explicó que los bombardeos sistemáticos de los aliados paralizaron los transportes y las comunicaciones; "no se podía ya realizar el aprovisionamiento regular de los campos y la falta de alimentos provocó la muerte de un número creciente de personas, no solamente en los campos, sino también entre la población civil".
  • Las pretendidas gasificaciones en las supuestas "cámaras de exterminio" eran técnicamente imposibles pues sus descripciones contradicen leyes de la Física y la Química.
  • A pesar de que los soviéticos encontraron aún cuerpos sin incinerar al momento de la liberación de Auschwitz, nunca se determinó por medio de autopsias, que alguna de estas muertes haya sido causada debido al gaseo.
  • En los campos de concentración sí existieron hornos crematorios para la incineración de los cadáveres y así evitar otras epidemias, pero no para quemar a seres vivos ni a supuestas víctimas de gaseamiento. Era completamente imposible quemar los cadáveres de los pretendidos millones de gasificados en los crematorios de la época (ni en los actuales) dentro del período de tiempo referido, tal como lo ha establecido la historia oficial.
  • No existe, o al menos no se conserva, ningún documento nacionalsocialista que ordene, decrete o manifieste el asesinato en masa por parte de los alemanes o que mencione siquiera las cámaras de gas. Este hecho es admitido y respaldado por Olga Wormser-Migot[13] y Leon Poliakov[14], historiadores oficialistas. Todos los documentos fiables que se han encontrado hablan de un plan de deportaciones forzadas, pero no de exterminio.
  • La denominada "Solución Final al problema judío" (Endlösung der judenfrage) no significaba la decisión de exterminar al pueblo judío, sino su desplazamiento y reubicación en la isla de Madagascar[15]. Mas tarde y debido a la guerra se optó por enviarlos al este de Europa para fundar el nuevo asentamiento del Estado de Israel.
  • En la Conferencia de Wannsee del 20 de enero de 1942 se trató efectivamente de la cuestión judía, y de su Solución Final, es decir, de la deportación forzosa de los judíos así como de la creación de una entidad judía, pero no de un programa de exterminio físico. Arno Mayer es uno de los historiadores oficiales que aceptaron este hecho.
  • La historia del Holocausto es una propaganda de guerra creada inicialmente por los Aliados, entre muchas otras tantas, para demonizar a los alemanes y elevar la moral de los soldados. Los sionistasdifundieron esta propaganda con la intención de cobrar grandes indemnizaciones para financiar la creación de un hogar nacional judío en Palestina y para apoyar políticamente la fundación y permanencia del Estado de Israel.
  • Las principales pruebas del genocidio se fundamentan en testimonios de supuestos supervivientes y no en pruebas materiales que demuestren el asesinato en masa. Estos testimonios carecen de validez si no pueden ser verificados o contrastados, y en general éstos forman parte de los rumores transmitidos dentro de los campos.
  • Algunas de las supuestas evidencias materiales, principalmente fotografías, son falsificaciones. Otras fotografías no son montajes pero se citan fuera de contexto como las conocidas fotografías de los soldados soviéticos ejecutando judíos.
  • El Diario de Ana Frank, otra presunta evidencia material, fue manipulado con bolígrafo por Otto Frank después de la muerte de Ana ocurrida en 1945. El bolígrafo no fue inventado sino hasta 1949, y comenzó a ser comercializado recién en 1951. Su escrito definitivo resultó ser un plagio a Meyer Levin, tal como lo estableció el tribunal. La caligrafía de las cartas de Ana Frank y el presunto Diario no corresponden entre sí.
  • Los testimonios de los sobrevivientes están llenos de errores e inconsistencias por lo que no son confiables. Por ejemplo, existieron muchos testigos que describieron el proceso de exterminio con cámaras de gas en los campos de DachauBuchenwald[7]Ravensbrück[16] y Mauthausen[17], lo cual fue tomado como un hecho establecido durante los Juicios de Núremberg, pero desde 1960 todos los historiadores de la versión oficial, admiten que todo esto era producto de la propaganda antialemana, y que los testimonios eran fraudulentos.
  • Las confesiones sobre crímenes de guerra, como la de Rudolf Höss en los Juicios de Núremberg, fueron extraídas bajo tortura.
  • El trato de los alemanes hacia los judíos no fue diferente al trato que daban los aliados a sus enemigos en la guerra.
  • Los judíos sufrieron los desastres de la guerra, la separación y deportación a campos de concentración, los consecuentes padecimientos y muertes por epidemias, maltratos, abusos y ejecuciones aisladas por ciertos motivo, como los llevados a cabo por el comandante Karl Otto Koch y por lo cual recibió la pena de muerte, emitida por los propios SS. También padecieron represalias o hasta masacres. Pero todos esos sufrimientos los padecieron también otras naciones o comunidades durante la guerra así como también los alemanes y sus aliados.
  • La mayor parte de los judíos de otros países que perecieron en pogromos fue a manos de civiles antes de la ocupación de los alemanes, los cuales estaban interesados en la mano de obra que podían representar los judíos en la industria y la agricultura.
  • Los judíos que perecieron a manos de los alemanes eran elementos subversivos, espías o partisanos. En muchas ocasiones, también, los judíos eran víctimas de las represalias contra las actividades de estos partisanos. Las ejecuciones de rehenes están previstas en todos los códigos militares del mundo y su justificación radica en los propios partisanos cuya existencia viola los Convenios de Ginebra. Los partisanos rompen la barrera entre combatientes y no—combatientes al no llevar uniforme y refugiarse en el anonimato de la población civil, actúan fuera de las leyes de la guerra, y no del ejército regular.
  • En los campos de concentración también fueron ejecutados judíos por actos de sabotaje. La ejecución de saboteadores en tiempo de guerra está igualmente prevista en los códigos militares, y no sólo en el alemán.
  • Adolf Hitler y el nacionalsocialismo son inocentes de la acusación de genocidio contra el pueblo judío y otras minorías.

Tres informes que aseguran demostrar que el holocausto judío no existió.

1) El Informe Gerstein, (PS 1553), es uno de los principales documentos que los exterministas utilizan para alegar la existencia del Holocausto. Al igual que la confesiónde Rudolf Höss, el Informe Gerstein fue extraído bajo tortura, y a pesar de su confirmada autenticidad, está lleno de inverosimilitudes y contradicciones, por lo que no es confiable. Con el fin de otorgarle confiabilidad, la metodología exterminista selecciona sólo aquella información que es de utilidad para sostener la conclusión previa de la existencia de las cámaras de exterminio, y omite o ignora las evidentes incongruencias técnicas que existen en él, mismas que ponen en duda su credibilidad.

Origen y contenido

El oficial SS del cuerpo sanitario e ingeniero, Kurt Gerstein, cayó prisionero de guerra de los franceses. En los días de su prisión atenuada en Rottweil, y antes de su supuesto suicidio en julio de 1945, rindió allí su 'confesión', sin embargo, existen no menos de seis versiones del informe Gerstein, que difieren sustancialmente una de otra, tal como lo demostró el investigador francés Henri Roques en su tesis de doctorado[1]. La historia oficial dice que las variaciones no afectan la coherencia del documento en conjunto.[2]
Según estas seis confesiones, Gerstein visitó Belzec y Treblinka en el mes de agosto de 1942, y se gasearon 25 millones de personas. En Belzec se amontonaban y compactaban entre 700 y 800 personas en una cámara de gas de 25 metros cuadrados, es decir, de 28 a 32 personas en un metro cuadrado. Observaciones sobre montañas de ropa de 35 a 40 metros de altura complementan debidamente esta confesión.
El informe comienza con un resumen de la trayectoria educativa y laboral de Gerstein. A continuación se subrayan las actividades de resistencia del autor previas a su ingreso en las SS. La parte central y más detallada relata la visita al campo de concentración de Belzec y el gaseamiento que Gerstein supuestamente habría presenciado. La parte final se ocupa relatar los supuestos intentos de Gerstein por difundir su testimonio y guarda silencio sobre sus actividades oficiales posteriores a la visita a Belzec. Las versiones del informe concluyen con una proclamación de la veracidad de todo lo relatado y de la supuesta disposición de Gerstein a mantenerlo bajo juramento; lo que sugiere que redactó los informes contemplando la posibilidad de ser testigo en los juicios contra los nazis, sin darse cuenta de que él mismo podría ser tratado como acusado, como de hecho lo fue poco después. En una de las versiones del informe, se redactó la siguiente proclamación:
Todas mis declaraciones son verdad, palabra por palabra. Soy plenamente consciente de la extraordinaria tragedia de mi testimonio, ante Dios y ante el conjunto de la Humanidad, y comprometo bajo juramento que nada de todo lo que he registrado aquí ha sido imaginado o inventado, sino que todo sucedió exactamente así.
Versión alemana del informe Gerstein, 4 de mayo de 1945.[3]
La descripción de esta visita a Belzec, con su proceso de gaseamiento minuciosamente detallado, resultaría ser uno de los testimonios existentes más vívidos acerca del funcionamiento de los campos de exterminio[4], de no ser por su falta total de coherencia técnica, además de contener el absurdo de que, en esta versión, elegida dentro de ocho distintas que se contemplaban para explicar las muertes enBelzec, los judíos habrían sido asesinados con gases de escape de motores Diesel, una imposibilidad explicada a detalle por el ingeniero automotriz Friedrich Paul Berg[5] así como por el revisionistafrancés Henri Roques.
A continuación se expone un extracto de una de las 6 confesiones citado según León Poliakov. El libro de André Chelain contiene el texto completo de la disertación de Roques Les confessions de Kurt Gerstein (Las confesiones de Kurt Gerstein)[6].
Las cámaras se van llenando. Cargar bien - así lo ordenó el capitán Wirth -. Las personas se están pisando los talones. 700-800 sobre 25 metros cuadrados[7] en 45 metros cúbicos... Se cierran las puertas. Mientras tanto, los otros esperan a la intemperie, desnudos... Pero el motor Diesel no funcionaba... Viene el capitán Wirth. Se ve que le es embarazoso que esto tenga que pasar justamente hoy, al estar yo presente. ¡Sí, lo veo todo! y espero. Mi cronémetro ha registrado todo. ¡50 minutos, 70 minutos - pero el motor no arranca! Las personas en las cámaras de gas esperan. ¡En vano! Se oye cómo lloran y sollozan. "¡Como en la sinagoga!" acota el profesor Pfannenstiel, con el oído pegado a la puerta de madera... Al cabo de 2 horas y 49 minutos - el cronómetro lo ha registrado todo! - arranca el motor Diesel. ¡Hasta ese momento viven los seres humanos en las cuatro cámaras ya llenadas, cuatro veces 750 personas en cuatro veces 45 metros cúbicos! Pasan otros 25 minutos. Cierto, ahora ya muchos están muertos. Se mira por la pequeña ventanilla, cuando la luz eléctrica ilumina un momento la cámara... Después de 28 minutos sólo sobreviven unos pocos. Porfin, después de 32 minutos, todos están muertos. Trabajadores judíos salvaron sus vidas a cambio de realizar este horrible trabajo, más un pequeño porcentaje del dinero y los bienes recogidos. Los hombres estaban todavía de pie, como columnas de piedra, sin espacio para caerse o inclinarse. Incluso muertos podías adivinar las familias, todas cogidas de las manos. Era difícil el separarlas mientras se vaciaba la habitación para la siguiente carga. Los cuerpos echados fuera, azules, húmedos de sudor y orina, las piernas manchadas de excrementos y sangre menstrual
León PoliakovBreviaire de la Haine[8]
La necedad del informe Gerstein se revela sólo por el hecho de que ninguna persona podría tener la idea de cometer asesinatos en masa con un motor Diesel, puesto que los gases de combustión de este tipo de motor contienen muy poco del gas venenoso CO (monóxido de carbono). Los encerrados en la cámara mortuoria, abarrotada, hubieran muerto seguramente por asfixia antes de actuar el gas CO, y entonces los nazis podrían haberse ahorrado el motor Diesel. Cualquier motor naftero hubiera servido mejor como instrumento de asesinato que un motor Diesel. En realidad, si los alemanes hubieran querido realmente gasear personas humanas en masa, habrían usado uno de los gases altamente tóxicos que producia su industria, y no un motor.

Estudios revisionistas

Carlo Mattogno
En 1964, Paul Rassinier, abordó el asunto, a partir de la consideración sobre el misterio que rodea las circunstancias de elaboración del propio informe y de la muerte de Gerstein. Rassinier pensaba que el informe había sido rechazado por el Tribunal de Núremberg; concluyendo que el documento era una falsificación probablemente elaborada por los oficiales de inteligencia americanos que interrogaron tempranamente a Gerstein.[9] Aunque la escritura de Gerstein había sido reconocida por su viuda, y hoy los revisionistas admiten la autenticidad del informe, lo que en realidad se discute es su fiabilidad y veracidad.
Otros autores, como Arthur Butz[10] señalaron algunos errores del documento, que en realidad eran atribuibles a la traducción al inglés que utilizaban o a su propios errores de lectura[11] o sugirieron que Gerstein podía padecer una enfermedad mental hereditaria, puesto que una supuesta hermana también la padecía[12], confundiendo el parentesco, pues la única enferma mental de su familia era su cuñada Berthe Ebeling.[13]

Carlo Mattogno

A partir de 1985, el historiador italiano Carlo Mattogno expuso en varias publicaciones[14] las razones por las que el documento no es fiable, en ocasiones polemizando con los críticos del primero y fundamental de sus libros sobre la materia.[15] Mattogno admite sin problemas la autenticidad del informe Gerstein[16] y critica los errores de los autores revisionistas arriba citados. También subraya la desaparición de los archivos relativos a la muerte de Gerstein, y no se priva de hacer algunas especulaciones como que la visión de Gerstein del "gaseamiento en Belzec" pudo haberse producido durante uno de los "estados precomatosos" que, según su médico, le producía la diabetes.[17] Sin embargo, la crítica principal que efectúa Mattogno al informe Gerstein es de carácter textual. Desplegando las distintas versiones de su testimonio[18] Mattogno enumera en ellas no menos de 103 contradicciones internas o externas, discrepancias con los hechos establecidos por otras fuentes, errores de hecho, exageraciones y afirmaciones no realistas, que abarcan desde simples erratas de mecanografía o errores aritméticos -siendo Gerstein un ingeniero- hasta exageraciones manifiestamente desmesuradas, como la cifra total de personas asesinadas (25 millones), muy superior al total de la población judía mundial que se calcula vivía al comienzo de la Segunda Guerra Mundial (15 millones).[19] A continuación, Mattogno invalida todos los testimonios que directa o indirectamente intentaban confirmar el testimonio de Gerstein en el punto central de la existencia de las cámaras de gas (Rudolf Höss y otros), aduciendo que tales testimonios, o bien no encuentran confirmación documental, o bien se contradicen entre sí (las cámaras de gas de éstos testimonios funcionan con gas de Zyklon B, no con gas de motores Diesel), o bien son indignos de crédito por los intereses de su autor.[20] Después Mattogno realiza un análisis que invalida los testimonios prestados por el profesor Wilhelm Pfannenstiel, quien habría acompañado a Gerstein en su viaje a Belzec y que en varias declaraciones judiciales -las primeras como acusado y las ulteriores como testigo- habría confirmado el gaseamiento narrado por éste, aunque discrepando en la mayor parte de los detalles. Como refiere Mattogno, Pfannenstiel declaró como lo hizo con tal de ser dejado en paz por la justicia y por la historiografía alemanas[21] por el procedimiento de garantizar oficial y públicamente la admisibilidad del informe Gerstein (excepto los pasajes que le concernían a él mismo).[22]
Algunos, como Pisanty, critican despectivamente los análisis de Mattogno como un conjunto de "sofismas irrelevantes, errores de comprensión, traducción y objeciones inexistentes".[23] La mayoría, en cambio, reconocen, como Pierre Vidal-Naquet, que el "informe Gerstein" constituye un "testimonio atestado de inverosimilitudes y contradicciones", en su mayor parte debidas al "carácter manifiestamente erróneo de las precisiones numéricas y la calidad mediocre de las primeras publicaciones", pero consideran que el informe es fiable en su contenido esencial, sólo porque menciona las "cámaras de gas", el único elemento del testimonio cuya existencia no es siquiera cuestionada, ignorando el peso de todos los elementos restantes que son absurdos. Todo esto representa un claro prejuicio ideológico en sí mismo y que posteriormente viene a ser reforzado gracias a las presiones ejercidas sobre Pfannenstiel.
En el mismo sentido, se ha dicho que las indicaciones de Gerstein, tanto sobre el número de víctimas asesinadas en Belzec, como los cálculos y las medidas de las cámaras, son tan inverosímiles que hasta un profano puede darse cuenta de ello inmediatamente. A pesar de ello, los exterministas sostienen que todos estos errores absurdos no bastan para "poner en duda el testimonio de Gerstein", sino que, por el contrario, "un error de este tipo refuerza la credibilidad y la buena fe del relato"[24], alegación que sería un tanto válida sólo si Gerstein no hubiese sido ingeniero y si la redacción de las variantes del informe se debiera a más de una persona, lo cual no es el caso. En la misma línea, un historiador inglés ha afirmado: "Muchos aspectos del testimonio de Gerstein son incuestionablemente problemáticos... [Cuando hace] afirmaciones como las relativas a la altura de las pilas de zapatos y ropa en Belzec y Treblinka, el propio Gerstein es claramente la fuente de la exageración. Gerstein también añadió afirmaciones groseramente exageradas sobre asuntos de los que no había sido testigo, tal como la de que un total de 25 millones de judíos y otras personas fueron gaseadas. Pero - afirma- en la cuestión esencial, a saber, que él estuvo en Belzec y presentó el gaseamiento de un transporte de judíos de Lvov, su testimonio está plenamente corroborado por Pfannenstiel".
En realidad, cuando Pfannenstiel fue interrogado por primera vez en 1947, había admitido haber ido a Lublin por misiones de "higiene"[25], pero negó haber visitado Belzec o de haber sido testigo de una gasificación de prisioneros judíos, por lo que fue enviado a otro campo de prisioneros de guerra en Garmish. En 1948, a solicitud del Professor Von Drygalski (Jefe del Bureau de Salud de Hessian), Pfannenstiel fue colocado ante una corte de "desnazificación" y colocado bajo arresto domiciliario. El Informe Gerstein continuaba apareciendo "exagerado" para la justicia, razón por lo cual fue liberado al poco tiempo.[26]
Interrogado otra vez el 6 de junio de 1950, Pfannenstiel finalmente dijo lo que se quería escuchar: que viajó a Belzec con Gerstein, habiéndose reunido con Globocnik y que presenció un gaseamiento. No obstante, negó fuertemente haber dicho las palabras que Gerstein le atribuye en el relato del informe, tales como "sonaba como en la sinagoga", en relación a los lamentos de las presuntas víctimas, incluso añadió que si acaso hizo algún comentario, "no sería en el sentido de las palabras de Gerstein sino en descargo del sufrimiento de las víctimas; la situación fue mucho más horrorosa que lo dicho por el relato", declaró. Pfannenstiel fue liberado otra vez.[26]
Interrogado nuevamente en 1951 y en 1959, fue liberado sucesivamente ya que "su testimonio no estaba provisto de elementos contundentes concernientes al asunto de las cámaras de gas".[26]

Henri Roques

La tesis de doctorado leída el 15 de junio de 1985 en la Universidad de Nantes por Henri Roques con el título Las confesiones de Kurt Gerstein. Estudio comparativo de las diferentes versiones, atrajo titulares en todo el mundo en 1986, cuando por primera vez, en casi ocho siglos de historia universitaria francesa, un título de Doctor obtenido legalmente fue revocado sin demora alguna, por orden del gobierno francés, después de una bulliciosa protesta de los medios judeo-izquierdistas en toda Francia. En una disertación pletórica de argumentos Roques llegó a la conclusión de que las acusaciones de gaseamientos masivos de judíos hechos por el oficial SS Kurt Gerstein, no tenían base y que el supuesto encubrimiento de la Iglesia Católica Romana de esta supuesta matanza era falso. Más adelante concluyó que los académicos de postguerra falsificaron deliberadamente partes claves del testimonio de Gerstein, obtenido a su vez mediante la más cruenta tortura. Su disertación fue eventualmente publicada por el Institute for Historical Review en forma de libro, bajo el mismo título: Las Confesiones de Kurt Gerstein.[27]

2) Rudolf Höss

Rufolf Höss
Rudolf Franz Ferdinand Höss (otras grafías: Rudolf Hoess o Hoss o Höß) nació el 25 de noviembre de 1900 y murió el 16 de abril de 1947. Fue un oficial alemánmiembro de las Schutzstaffel (SS) y las Waffen-SS con el rango de SS-Obersturmbannführer. Fue comandante del campos para prisioneros peligrosos de Auschwitz.

Rudolf Höss (no confundir con Rudolf Hess) nació en Baden-Baden y se educó en una familia católica muy creyente. A pesar de los deseos de sus padres que fuera sacerdote, apenas cumplidos los 15 años se alistó voluntario en la Primera Guerra Mundial, en el frente turco, ascendiendo en 1917 a sargento y recibiendo varias condecoraciones inclusive la Cruz de Hierro. Tras la derrota fue miembro del cuerpo de voluntarios en las antiguas provincias del Báltico, en la Alta Silesia y en la cuenca del Ruhr.

Biografía

Höss se casó, tenía cinco hijos y toda su vida de matrimonio la vivió como un padre ejemplar y dedicado. Siempre vivieron en la Casa de la Comandancia de Auschwitz en las afueras del Campo. Lamentablemente su ansiedad por el cumplimiento del deber lo fueron alejando de su familia, algo que recuerda con un poco de angustia en los últimos párrafos de sus "Memorias" en prisión.

Trayectoria

Después del final de la guerra, Höss se convirtió en combatiente de los Freikorps de Silesia, en el área báltica y en el Ruhr. Ayudó a organizar en ese sector el Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP) en 1922, y fue condenado a diez años en cárcel en 1923 después de haber ajusticiado a Walter Kadow, que acusaron de traidor por haber delatado a Albert Leo Schlageter, unnacionalsocialista de la primera etapa, que heroicamente había saboteado la línea ferrea entre Duisburgo y Dortmund. Martin Bormann, por el mismo hecho, fue condenado a un año de prisión.
Höss solicitó ser miembro de los SS en 1933 y fue aceptado en 1934; también se hizo miembro del Totenkopfverband ("unidad de la Calavera"). El mismo año, lo transfirieron al campo de prisoneros de Dachau, donde le dieron la oficina de Blockführer ("líder del bloque") en 1935.
En 1938, se recibe de SS-Hauptsturmführer se hizo ayudante en el campo de prisioneros de Sachsenhausen, en 1939, finalmente llegó a ser el comandante de Auschwitz en 1940, una posición en la cual él permanecería hasta finales de 1943, en ese periodo alcanzó a relacionarse con el médico Josef Mengele.
En diciembre de 1943 fue substituido como comandante de Auschwitz por Arthur Liebehenschel, Höss asumió la posición anterior de Liebehenschel como el presidente de los SS Wirtschaftsverwaltungshauptamt (WVHA). También lo designó diputado el líder Richard Glücks de WVHA el 8 de mayo 1944. Sin embargo, Höss volvió a Auschwitz por petición personal de Heinrich Himmler.

Terminada la guerra

La guerra había finalizado en Alemania el 8 de mayo de 1945. Höss vestido como sub oficial de la armada alemana, se alejó hacia las costas del Báltico donde cayó en manos de los aliados, pero por no encontrarse pruebas de ningún tipo dado su nombre falso (Franz Lang) y su calidad de agricultor profesional, obtuvo una liberación anticipada. Fue empleado como obrero agrícola en una granja cerca de Flossenburg, no lejos de la frontera con Dinamarca. Permaneció ahí ocho meses. La Policia Militar reinició su búsqueda. Su familia, con la cual había logrado retomar contacto, estaba estrechamente vigilada y sometida a frecuentes pesquisas, hasta que el 11 de marzo de 1946 llegaron oficiales británicos a la casa de la Sra. Höss y, mostrando una cobardía total, la amenazaron que si no decía donde estaba su marido, ella sería entregada a las autoridades soviéticas para su ejecución y que sus hijos serían deportados a Siberia. La Sra. Höss sucumbe y revela el emplazamiento de la granja donde estaba escondido su marido y su nombre falso.
Höss fue capturado esa misma noche (2:30) por la Policía Militar británica, en esa ocasión no pudo suicidarse porque la ampolla de veneno que tenía consigo se había roto dos días atrás. Su declaraciones a partir de su arresto aún hoy día están en dudas ya que aparecieron dos confesiones, la primera, en su propia lengua, hecha a las autoridades británicas.
La segunda confesión, a posterior cuando estuvo en Cracovia, deja muchas dudas en relación a la primera (contaba con un abogado) y declaró que por haber sido torturado durante la primera declaración se vio obligado a firmar lo que sus captores le exigieron y se retractó de todo lo dicho.
Increíblemente, esto nunca fue tenido en cuenta por los jueces. Fue llevado a los Procesos de Núremberg, como testigo en el juicio de Ernst KaltenbrunnerOswald Pohl y la IG Farben.
El 25 de mayo de 1946, fue extraditado a Polonia donde se le abrió un nuevo juicio por supuestos crímenes de guerra, donde, esta vez, no negó ninguno de los cargos. A todo lo largo del juicio no se presentaron denuncias de abuso de su parte contra los prisioneros.

La "confesión" de Rudolf Höss

El 15 de abril de 1946, uno de los tres comandantes sucesivos de Auschwitz, Rudolf Höss "confesó" bajo juramento, ante sus jueces y ante los periodistas del mundo entero, que, en el tiempo de su mando, es decir del 20 de mayo de 1940 al 1 de diciembre de 1943, al menos 2.500.000 detenidos de Auschwitz habían sido ejecutados por el gas y que al menos otros 500.000 habían sucumbido de hambre y enfermedades, lo que hacía un total de al menos 3.000.000 de muertos sólo durante este período. En ningún momento, Höss fue interrogado o contrainterrogado sobre la materialidad de los hechos extraordinarios de los que informaba. Fue entregado a los polacos. Bajo la vigilancia de sus carceleros comunistas, redactó con lápiz una confesión en buena y debida forma. Tras lo que fue colgado en Auschwitz el 16 de abril de 1947. Curiosamente, hubo que esperar hasta 1958 para tener comunicación, parcial, de esta confesión, conocida por el gran público con el título de "Comandante de Auschwitz".
He aquí su declaración, hecha bajo juramento y firmada el 5 de abril de 1946.
"Dirigí Auschwitz hasta el primero de diciembre de 1943 y estimo, que al menos 2.500.000 prisioneros fueron ejecutados y exterminados por gaseamiento y cremación, y que al menos otro medio millón sucumbieron allí de hambre y enfermedad, lo que hace un total de 3.000.000 de muertos aproximadamente. La solución final de la cuestión judía consistía en el exterminio de todos los judíos de Europa. Yo recibí la orden de preparar el exterminio en Auschwitz en junio de 1941. En aquel tiempo existían ya otros tres campos de exterminio en el Gobierno General: Belzec, Treblinka, Wolzek.
Esta es una confirmación exacta de las tesis que se iban a divulgar durante medio siglo y de las que se emprendería una búsqueda incesante por aquella información que pudiese apoyarlas. Y, sin embargo, en este mismo texto se encuentran ya tres falsedades evidentes:
  1. La cifra de cuatro millones de muertos en Auschwitz, cifra oficial proclamada en Núremberg, debe ser reducida al menos en dos terceras partes como lo prueba la nueva placa conmemorativa de Auschwitz-Birkenau que ha reemplazado la cifra de cuatro millones por la de: "algo más de un millón".
  2. Los campos de Belzec y de Treblinka no estaban en funcionamiento en 1941 y no se abrieron sino hasta 1942.
  3. No se ha podido probar la existencia del campo de Wolzek, jamás ha existido en ningún mapa.
Estas falsedades advierten que el testimonio fue admitido sin una verificación previa. El propio Höss explicó más tarde que estas primeras declaraciones fueron escritas bajo el control de las autoridades polacas que fueron las que le arrestaron.
"Desde mi primer interrogatorio, las confesiones las obtuvieron golpeándome. Ignoraba el contenido de los relatos aunque los hubiera firmado".[1]
Un documento dactilografiado de ocho páginas firmado por Höss a las 2 horas, 30 minutos de la madrugada del 14 de marzo de 1946, no difiere esencialmente de lo que él desde entonces dijo y escribió en Nuremberg o en Cracovia.
El propio Höss describió, en sus notas manuscritas de Cracovia, las circunstancias del primer interrogatorio al que le sometió la policía militar británica.
"Fui detenido el 11 de marzo de 1946 a las 23 horas La Field Security Police me infringió malos tratos. Se me arrastró hasta Heide, justamente el cuartel donde ocho meses antes había sido liberado por los ingleses. Es aquí donde se produjo mi primer interrogatorio, para el que se utilizaron argumentos contundentes. Ignoraba el contenido del atestado aunque lo firmara. Tanto el alcohol que me hicieron ingerir como los latigazos, fueron demasiado incluso para mí. Algunos días después fui conducido a Minden-sur-Weswe, principal centro de interrogatorios de la zona británica. Allí, se me trató aún peor, ante un fiscal, un comandante"[2].
No fue hasta 1983 cuando se tuvo la confirmación de las torturas inflingidas a Rudolf Höss para arrancarle la confesión de los dos millones y medio de judíos exterminados por él, antes de 1943, en Auschwitz.
El libro fue escrito por Ruppert Butler con el título: Legions of Death (Las legiones de la muerte)[3]. En él se aporta el testimonio de Bernard Clarke, que fue quien arrestó a Rudolf Höss después de haber obtenido de su esposa, bajo la amenaza de matarla a ella y a sus hijos, la dirección de la granja donde se escondía, y donde se le detuvo el 11 de marzo de 1946. Butler narra que fueron necesarios tres días de torturas para sacarle una declaración coherente (la que acabamos de citar, firmada el 14 de marzo de 1946 a las 2 de la madrugada).
Desde su detención fue golpeado hasta el punto de que al final el oficial de sanidad intervino con insistencia ante el capitán: mándeles parar o devolverán un cadáver.
La Comisión de Investigación americana compuesta por los jueces Van Roden y Simson, que fue enviada a Alemania en 1948 para investigar sobre las irregularidades cometidas por el Tribunal Militar americano en Dachau que había juzgado a 1.500 prisioneros alemanes, y condenado a muerte a 420 dictaminó que los acusados habían sido sometidos a torturas físicas y psíquicas de toda clase para forzarles a prestar las confesiones deseadas.
De esta forma, de 137 casos sobre los 139 examinados, los prisioneros alemanes habían recibido, en el curso de los interrogatorios, patadas en los testículos que les habían dejado heridas incurables[4].

Imposibilidades fisico-químicas

La descripción, extremadamente vaga y rápida, de la operación de gaseamiento de los detenidos, tal como la relata Höss en su confesión escrita, era imposible por razones de física y de química. No hay que confundir un gaseamiento de ejecución con un gaseamiento suicida o accidental: ¡en un gaseamiento de ejecución se quiere matar sin ser muerto!
El gas Zyklon B es un insecticida a base de ácido cianhídrico, utilizado desde 1922 hasta el día de hoy. Es de una gran peligrosidad. Se adhiere a las superficies. Es difícil de evacuar. Es explosivo. Los americanos utilizan el gas cianhídrico para la ejecución, en ciertos Estados, de sus condenados a muerte. Una cámara de gas de ejecución es necesariamente muy sofisticada y el procedimiento es largo y peligroso. Ahora bien, Höss, en su confesión, decía que el equipo encargado de extraer los cadáveres de una cámara de gas, penetraba en los lugares desde la puesta en marcha de un ventilador y procedía a esta tarea hercúlea, comiendo y fumando, es decir, si se ha entendido bien, sin incluso una máscara antigás. Imposible. Nadie habría podido penetrar así en un océano de ácido cianhídrico para manipular allí millares de cadáveres intoxicados con cianuro, ellos mismos convertidos en intocables al estar impregnados de un violento veneno que mata por contacto. Incluso con máscaras antigás con filtro especial para el ácido cianhídrico, la tarea habría sido imposible, pues estos filtros no podían resistir en caso de respiración profunda debida a un esfuerzo físico, incluso de débil intensidad.

Muerte

Fue ahorcado en el antiguo campo para prisioneros peligrosos de Auschwitz el 2 de abril de 1947.
Sus memorias escritas en prisión fueron publicadas en 1958 por el historiador Martin Broszat. Los textos reunidos generalmente bajo el título de "Le Commandant dAuschwitz parle" (en alemán"Kommandant in Auschwitz"). Höss los habría redactado a lápiz bajo la vigilancia de sus carceleros comunistas polacos, en la cárcel de Cracovia, a la espera de ser procesado.

Informe Korherr

Informe Korherr
El Informe Korherr[1] es un documento acerca del desarrollo de la situación de los judíos en Europa bajo el control alemán desde 1933 hasta el 31 de diciembre 1942. Fue realizado por el inspector jefe de la Oficina de Estadísticas de las SS, el Dr. Richard Korherr, entre diciembre de 1942 y el 18 de enero de 1943, siguiendo las instrucciones de Heinrich Himmler. El informe final, publicado en marzo de ese mismo año, resumía los avances de la Solución Final al Problema Judío y contenía un informe complementario que abarcaba el primer trimestre de 1943.
Si bien el texto en si mismo en ninguna parte hace alusión alguna a un exterminio de judíos, la historia oficial fomenta toda clase de teorías conspirativas que sostienen que estamos frente a evidencia documental directa de un plan secreto contra los judíos. Para ello basta con reemplazar la palabra "evacuación" o "tratamiento especial"por "exterminio" al ser las primeras dos palabras unos supuestos eufemismos que encubrirían el significado "real" del plan.
En la década de los setentas esta y otras teorías conspirativas fueron desbaratadas cuando el propio autor del informe salió a la luz pública para aclarar que en ningún momento se refirió a un exterminio. No habiendo sido acusado de crimen alguno, el Dr. Korherr escribe "Tengo que protestar contra el empleo del verbo 'morir' en este contexto" y calificó la interpretación que se le estaba dando a los textos de "absolutamente inexacta". La realidad es que no hay nada en el documento en si que avale la tesis del exterminio; conclusión a la que se suele llegar retorciendo el sentido de los textos en base a una idea preconcebida.


En marzo de 1943, Korherr informó que un total de 1.873.594 judíos de varias nacionalidades se hallaban sujetos a un programa de "evacuación", "incluyendo
 Theresienstadt y Sonderbehandlung" (sic). El informe también contenía el número de judíos en los guetos de Theresienstadt, Lodz y el Gobierno General, en los campos de concentración y en ciudades alemanas a cuenta de un permiso especial concedido por motivos económicos. También se subraya que entre 1933 y el 31 de diciembre de 1942 murieron en los campos de concentración alemanes, 27.347 judíos.Las cifras

Teorías conspirativas exterministas

Como ya se ha dicho, la historia oficial presenta este documento como prueba de genocidio. Se alega que cuando Himmler hubo examinado el informe, dijo a Korherr, por medio de Brandt, que el término "Sonderbehandlung" no debía utilizarse en aquél y que debía hablarse del transporte hacia el Este. Sin embargo, el documento tal y como ha llegado hasta nosotros utiliza la palabra en el sentido indicado. No insinúa cómo debe interpretarse la palabra, pero ya que se refiere a Theresienstadt, es obvio que debe hacerse en sentido favorable; como una referencia a algún trato de favor.
Poco después Himmler escribió en un documento, supuestamente con sus iniciales, que consideraba "el informe como una precaución para el futuro y en especial con intenciones de camuflaje". El documento no indicaba qué es lo que iba a camuflarse pero al ser juzgado Adolf Eichmann testificó que tras el desastre de Stalingrado (enero de 1943), el Gobierno alemán aceleró la marcha de las deportaciones "por razones de camuflaje", o sea para tranquilizar al pueblo alemán diciendo que todo marchaba correctamente en el exterior. Himmler precisó que el informe Korherr no sería hecho público "en el momento" pero lo del camuflaje podría aún interpretarse en el sentido sugerido por Eichmann (la declaración de Eichmann no era acerca del informe Korherr).
Como claramente se desprende de todos los trabajos sobre la política alemana de poblaciones en Polonia, por ejemplo los de Dawidowicz y el de Koehl, se transportaba constantemente a los judíos de acuerdo con la política alemana global de concentrarlos tan al Este como fuera posible. Según el informe Korherr de marzo de 1943, habían sido transportados 1.449.692 judíos "de las provincias orientales a Rusia Oriental". Más adelante se especificaba que el 90% de éstos había pasado por campos del Gobierno General y otros habían pasado por campos del Warthegau (es de suponer que quería decir principalmente Lodz). El gigantesco gueto de Varsovia fue saldado en la primavera de 1943 y la mayoría de los judíos fueron enviados hacia el Este, con Treblinka haciendo las veces de campo de tránsitopara el reasentamiento. Sin embargo esto sólo se consiguió después de una enconada resistencia judía, y una batalla que tuvo resonancia mundial mientras sucedía.
No obstante, el reasentamiento no se completó puesto que siempre hubo al menos algunos judíos donde el gueto y todos los guetos mayores se mantuvieron en uno u otro grado a lo largo de la guerra. Cuando en un gueto se anunciaba un reasentamiento, era tarea de la Judenrat elaborar las listas de aquellos a reasentar, y con sólo raras excepciones, los judíos a reasentar se marchaban pacientemente, ya que era bien sabido que el "reasentamiento" tenía un significado literal.
Parece que las epidemias eran comunes en los guetos. Los alemanes las atribuían a una "falta de disciplina" por parte de los judíos. Tomaron cuantas medidas pudieron y, como anunció el New York Timesen al menos una ocasión, "se mandaron a Varsovia muchas ambulancias para desinfectar el gueto".

Significado del informe según el autor mismo

Richard Korherr en torno al año de 1978.
Aunque el documento se conservó como "prueba" de lo que se presume que dice en lenguaje secreto, nadie mostró interés en preguntarle al propio autor a que se refería. No fue hasta muchos años después cuando Korherr puso en peligro su libertad y seguridad personal al salir a aclarar el tema públicamente en la Alemania de pos guerra. En una carta al semanario alemán Der Spiegel protestó contra la interpretación que se estaba dando al documento.
La afirmación según la cual yo habría podido establecer que más de un millón de judíos han podido morir en los campos del Gobierno General de Polonia y de los territorios del Varta, a consecuencia de un tratamiento especial (Sonderbehandlung), es absolutamente inexacta. Tengo que protestar contra el empleo del verbo 'morir' en este contexto. Es justamente el término "tratamiento especial" el que me incitó a pedir una explicación por teléfono a la Oficina Central de Seguridad del Reich (RSHA). Se me respondió que este término se aplicaba a los judíos que debían ser asentados (angesiedelt) en el distrito de Lublin.
Richard Korherr, en una carta a Der Spiegel del 25 de julio de 1977
Korherr trabajó para Alemania Oriental como Ministro de Finanzas después de la guerra, afirmando desconocer cualquier significado secreto de las cifras del informe, por lo que fue finalmente despedido de su puesto en 1961.
En resumidas cuentas, no hay nada en el documento en si que avale la tesis del exterminio. Tesis a la que solo se puede llegar retorciendo el sentido de los textos en base a una idea preconcebida. Estamos, por tanto, ante un nuevo error de razonamiento que consiste en dar por admitido, desde el principio de la demostración, aquello que se pretende demostrar.

Robert Wolfe engaña a sus lectores

En la pag. 34, Robert Wolfe reproduce las páginas primera y novena del Informe Korherr:
En la última página del informe, reproducida aquí, hay un pasaje que dice: "En suma, desde 1933, la comunidad judía de Europa ... habrá perdido pronto la mitad de su efectivo" por el asesinato y la emigración (...). Heinrich Himmler devolvió el informe al Dr. Korherr para su corrección, pidiéndole que sustituyera la expresión fácilmente reconocible "trato especial de los judíos" por "transporte de los judíos hacia el Este de Rusia", con el fin de ocultar la realidad de la masacre. En realidad el informe estimaba cuantos judíos habían sido "transportados" hacia la muerte y cuantos quedaban todavía por matar.
Se apreciará la deshonestidad que supone añadir, a continuación de la frase traducida del informe Korherr, la expresión: "por el asesinato y la emigración". Este añadido hace creer al lector poco atento que el estadista alemán estudiaba concienzudamente el estado ya avanzado del Holocausto el 31 de diciembre de 1942, cuando la verdad es que su informe no contiene para nada ninguna alusión a un hipotético asesinato en masa. A fin de reforzar su tesis, Wolfe explica que, en el informe final, Korherr reemplazó la expresión "trato especial de los judíos" por "transporte de judíos hacia el Este de Rusia". Pero nuestro autor 'olvida' mencionar que en 1977 el propio Korherr explicó este asunto. Consiguientemente, cuando Korherr corrigió su informe, no trataba de ninguna manera de camuflar una masacre en masa, sino de sustituir un término por otro más adecuado. Además, actualmente se sabe que numerosos judíos no estuvieron en Auschwitz o en Treblinka más que de paso, siendo enviados enseguida más lejos hacia el Este[2]. Por tanto las afirmaciones de Korherr quedan confirmadas y su informe del 27 de marzo de 1943, lejos de probar el Holocausto, demuestra por el contrario que los judíos fueron, conforme a lo que se había dicho en Wannsee, "empujados" hacia el Este.

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