sábado, 27 de septiembre de 2014

Se terminó el medicamento contra el Ebola...Y ahora?


QUE SE HAYA TERMINADO EL ZMAPP, ¿ES UN DRAMA?
En realidad, es imposible de saber. La eficacia y seguridad de ZMapp es desconocida hasta ahora porque el desarrollo del fármaco está en fase experimental y aún no ha sido testado con humanos. "¿Funciona el ZMapp? No lo sabemos", explica llanamente el fabricante, Mapp Biopharmaceutical, en su web. La combinación de anticuerpos de este medicamento experimental fue identificada en enero de 2014, hace muy poco, y aunque ha sido eficaz en monos, su empleo en humanos, muy limitado porque las dosis disponibles eran pocas, no permiten aún sacar conclusiones. La empresa, que en estos momentos no atiende a la prensa, está trabajando en producir nuevas dosis, pero es un proceso lento.
PERO ALGUNOS SE HAN CURADO CON EL ZMAPP, ¿NO?
Los misioneros estadounidenses Kent Brantly y Nancy Writebol fueron las dos primeras personas que recibieron un tratamiento con ZMapp, y se curaron, mientras que el sacerdote español Miguel Pajares, solo llegó a recibir una dosis y falleció el 12 de agosto. Estos casos, sin embargo, no sirven para determinar la eficacia del tratamiento. Médicos Sin Fronteras (MSF), que tiene 2.200 médicos y enfermeros en el terreno en los países africanos afectados por la epidemia, no ha utilizado ni este ni ningún otro medicamento experimental porque no hay disponibilidad suficiente para todos los centros que gestionan, y porque están en fase muy temprana de ensayo clínico. Según han observado, la tasa de letalidad de los pacientes es de entre 50-60%, más o menos similar a la de los pacientes tratados con ZMapp. Señalan, de todas formas, que la muestra tratada con el fármaco es insuficiente y las condiciones (pacientes ya enfermos con distintos grados de desarrollo de la infección) no son las mejores para sacar conclusiones, como explica Miriam Alía, enfermera y experta en ébola de MSF, que está en Dakar como coordinadora médica del apoyo de la organización al Ministerio de Salud de Senegal.
ENTONCES, ¿EXISTE UN MEDICAMENTO O VACUNA PARA EL ÉBOLA?
Ahora mismo no. No hay ningún medicamento contra el ébola que haya pasado todas las fases de experimentación clínica que garanticen su uso eficaz y seguro en humanos. Dada la magnitud del brote y la rapidez con que se extiende la epidemia, la Organización Mundial de la Salud ha aprobado excepcionalmente el uso de estas sustancias como medicamentos compasivos, que se administran en estas situaciones con la autorización explícita del paciente, que asume los riesgos. Mar Lago, miembro de la Unidad de Medicina Tropical del Servicio de Medicina Interna del Hospital La Paz-Carlos III, el equipo que ha tratado a los dos pacientes españoles repatriados hasta ahora, cuenta que los antivirales que la OMS ha permitido usar "están en fase uno, que significa que se va a empezar a ver la seguridad en humanos. Hay dos vacunas que solo se ha probado en modelo macaco, el modelo experimental del ébola en humanos". "Los antivirales a veces han ido bien y a veces mal", explica, confirmando lo que ya nos contaba Alía por teléfono desde Dakar.

QUE NO HAYA MÁS, ¿ES CULPA DE LAS FARMACÉUTICAS?
Decir esto "no sería justo en esta ocasión", responde Alía, que como personal sanitario en zonas donde enfermedades como la malaria o la tuberculosis son endémicas, no le tiene especial aprecio a esta industria. "Ahora el mensaje no es que las farmacéuticas nos han fallado, sino que nos hacen falta manos". Lo que explica la falta de tratamientos ya desarrollados y probados en este caso no es falta de interés. "La mayor parte de las epidemias anteriores han sido en zonas rurales, con pocos casos, y para cuando nos dábamos cuenta de que era ébola la mayoría de pacientes había muerto. No había muchas posibilidades de estudio. En esta epidemia tenemos ya el doble de casos y de fallecidos que en todas las epidemias anteriores juntas". Ahora las farmacéuticas "están poniendo recursos y están trabajando con más prisa", afirma.
¿QUÉ ALTERNATIVAS AL ZMAPP SE ESTÁN DESARROLLANDO?
El Gobierno de EEUU apoya varias investigaciones: las empresas Tekmira y Biocryst Pharmaceuticals, que reciben fondos del Departamento de Defensa de EEUU, están trabajando en dos medicamentos que se encuentran en una fase de desarrollo inicial. El mismo Ministerio trabaja además con la empresa Newlink para desarrollar una vacuna. BioCryst, con el apoyo de EEUU también, trabaja en un medicamento antiviral para tratar el virus que empezará la fase de ensayo clínico este año.
El fármaco canadiense TKM-Ebola, de Tekmira, está empezando a distribuirse como medicamento compasivo, pero está igualmente en fase experimental.

¿QUÉ MEDICAMENTOS SE HAN USADO HASTA AHORA?
Mar Lago, del hospital La Paz-Carlos III, explica en conversación telefónica que en los tratamientos se usa el "Favi Tiravit, un medicamento antiviral que está en experimentación. También inhibidores de la coagulación. Anticuerpos monoclonales, como el ZMapp, y el RNA Interference". Además de estos fármacos, otros procedimientos incluyen el suero de convaleciente, que es una transfusión de sangre de paciente que ha pasado el ébola y que tiene los anticuerpos de la enfermedad, pero cuya eficacia tampoco está demostrada. En el caso de Vallejo tuvieron que desechar esta posibilidad porque el suero disponible, de un paciente alemán, contenía hepatitis. "Los inhibidores de estrógenos tienen algún efecto, la clorofina, algún antiestamínico... tienen capacidad antiviral pero no se saben cómo funcionan", añade.
EN ÁFRICA, ¿QUÉ TRATAMIENTOS RECIBEN LOS ENFERMOS?
En los centros de MSF en los países afectados dan un tratamiento de apoyo y de síntomas, que en opinión de Miriam Alía, con la excepción de los cuidados intensivos y los medicamentos experimentales, es similar al que se da en hospitales europeos. Empiezan con hidratación agresiva desde el ingreso; un programa nutricional rico en proteínas que esté adaptado al dolor de garganta y a la dificultad para tragar; un tratamiento antibiótico, no para el virus, pero sí para infecciones secundarias que puedan estar enmascaradas por el ébola y las nosocomiales, que se pueden coger en el hospital; tratamiento de malaria, porque esos países son zona endémica; y contra el dolor, porque es una enfermedad muy dolorosa. "Es un combate: a un lado del ring está el ébola, y al otro, el paciente. Se trata de evitar cualquier tipo de complicación y darle tiempo al paciente para que desarrolle anticuerpos y su sistema inmunológico responda a la infección por ébola", explica Alía, que añade que otra parte del tratamiento muy importante es la psicosocial: por un lado, psicólogos, y por otro la familia -cuando esta está lejos, se las arreglan para grabar vídeos y enseñárselos al paciente-. "Es gente que está muy sola y que tiene mucho miedo, y hay más mimo que el habitual".
¿Y QUÉ TASA DE ÉXITO TIENEN?
Es importante, según Alía, que el tratamiento comience con los primero síntomas. "La incubación es de entre 2 y 21 desde el contacto y los síntomas pueden empezar en cualquier momento. Una vez que empiezan, deberían estar ingresados para empezar con el tratamiento cuanto antes. En la gente que se cura, el test es positivo entre 10 y 12 días después. La tasa de letalidad es de entre el 50 y el 60% para la epidemia, pero hay muertes en domicilio que no se han registrado, entonces, probablemente sea un poco más".
¿QUÉ PERSPECTIVAS HAY?
Malas. Aún no se le ve fin a la epidemia, y algunos expertos estiman que se va a extender a catorce países, según Alía, que recuerda que "el 45% de los casos se han dado en las últimas tres semanas, y estos están generando contactos que en las próximas tres semanas van a ser casos". La OMS cree que en noviembre el número de infectados podría llegar a 20.000. En las peores circunstancias posibles, la cifra podría escalar hasta los 1,4 millones en enero, como recoge The New York Times. El mismo informe que arroja esos datos también apunta que si se consigue tratar al menos el 70% de los casos en centros preparados y se toman medidas para tener funerales seguros sin contacto con el fallecido, para la misma fecha la epidemia podría estar casi controlada.

SI TE GUSTA LA CERVEZA .....


MÚNICH-. ¿Eres de los que ven una caña y se pierde? ¿Saboreas cada tipo de cerveza como si fueras un sumiller? ¿Te sabes todas las marcas que hay en el mercado?
Si has contestado "sí" a las tres preguntas, hay una ciudad que te espera: Múnich. La capital de Baviera, ciudad cervecera por excelencia, gira continuamente alrededor de esta bebida. Desde el mítico Oktoberfest, que se celebra hasta el 5 de octubre, pasando por los cientos de cervecerías y las fábricas, hasta el nombre de la capital... Todo tiene relación con esta bebida.
Aquí te damos 7 razones por las que si te encanta la cerveza deberías ir planificando un viaje a esta ciudad de Alemania.
1-. El propio nombre de la ciudad tiene vínculos cerveceros
El nombre de la ciudad (que, por cierto, se llama Minga en bávaro) procede de la palabra Munichen, que significa algo así como "en el lugar de los monjes" o "ciudad de los monjes". Fueron los benedictinos los que fundaron la ciudad y, precisamente por eso, el protagonista del escudo es el dibujo de un monje.
¿Qué tiene que ver todo eso con la cerveza? Mucho. Los monjes debían guardar un ayuno estricto. Para 'sortearlo' comenzaron a fabricar cerveza, a la consideraban literalmente "pan líquido" porque tenía un alto contenido nutritivo pero no rompía con el ayuno que debían cumplir.
Ese origen religioso perdura aún en los nombres de algunas marcas de cerveza que se producen en Múnich: Paulaner era la cerveza que producía la orden de los Paulinos;Augustiner la de los Agustinos; y Franziskaner la de los Franciscanos.
2-. Seis fábricas de cerveza en una misma ciudad
Paulaner, Augustiner y Spaten-Franziskaner son sólo tres de las seis grandes e históricas marcas de cerveza que se fabrican en Múnich. A ellas hay que sumar Hofbräu, Hacker-Pschorr y Lowenbrau. Únicamente estas seis compañías, que elaboran su producto dentro de los límites de la ciudad, están autorizadas a vender cerveza en el Oktoberfest, la gran fiesta que se celebra anualmente en Múnich y que reúne a millones de personas.
Con esa norma se asegura que, tanto ahora como en el futuro, el Oktoberfest será una fiesta genuinamente muniquesa. Y los requisitos que deben cumplir las cerveceras no son ninguna broma. Por ejemplo, Paulaner, que cambiará de fábrica en 2015, ha tenido que cuidar mucho la ubicación de sus próximas instalaciones para que éstas sigan estando dentro de los límites de Múnich y poder, así, seguir participando en el Oktoberfest.

3-. El Oktoberfest
La gran fiesta internacional de la cerveza, que se celebra entre los meses de septiembre y octubre, es el paraíso para los amantes de esta bebida que corre sin freno por las casetas donde se celebra el evento.
Cada año se consumen cerca de siete millones de litros de cerveza que se sirven siempre en la tradicional jarra de litro, que cuesta alrededor de 10 euros. El Oktoberfest, que atrae a cerca de seis millones de personas, está considerada como la fiesta popular más multitudinaria del mundo. Su origen se remonta a 1810, cuando en Múnich celebraron durante cinco días las bodas del príncipe Luis de Baviera con la princesa Teresa de Sajonia.
Además de cerveza, en las casetas no falta la comida típica de la fiesta. Los reyes de las mesas son el pretzel (pan suave trenzado) y el pollo. Y, ojo, durante el Oktoberfest se bebe un cerveza diferente a la habitual, llamada Oktoberfest Bier, que las cervecerías muniquesas elaboran especialmente para la ocasión y que suele tener una graduación alcohólica algo mayor de lo habitual: siempre por encima de seis grados.
Sólo un aviso: si tienes pensado ir a la fiesta en 2015, para lo que queda justo un año, vete reservando mesa ya, porque el cupo se acaba muy rápido. Si no quieres hacer eso, tienes otra opción: el día que vayas al Oktoberfest, tendrás acudir a las cinco o las seis de la mañana para hacer cola y coger sitio. Si no tienes mesa, nadie te servirá nada.
4-. Una cervecería con mucha historia
Pasear por las calles de Múnich es ir encontrándose cervecerías a cada paso. Pero una de ellas sobresale con diferencia de las demás: la Hofbräuhaus. Situada en pleno centro de la ciudad, sus orígenes se remontan a 1589, aunque el edificio actual, que puede acoger a cerca de 2.500 personas, se inauguró en 1897.
Entre sus muros ha ocurrido prácticamente de todo: Lenin era uno de sus visitantes fijos y allí se proclamó en 1919 la "República Soviética de Múnich". Y, sobre todo, allí fue donde el 24 de febrero de 1920 Adolf Hitler, cuando aún no era führer, dio un multitudinario discurso con el que sentó las bases de los puntos del programa del partido nazi.
Actualmente, la cervecería es un bonito local con una asombrosa decoración en el techo, con su propia orquesta tradicional y con 424 taquillas donde los parroquianos dejan guardadas bajo llave sus jarras de cerveza.

5-. Los jardines de la cerveza
Comida de casa, cerveza y aire libre. ¿Te gusta el plan? Entonces tu lugar ideal son los típicos biergarten ("jardines de la cerveza", en alemán). Múnich está salpicado de estas terrazas que giran alrededor (¡cómo no!) de la cerveza y que están abiertos siempre que el tiempo lo permite.
Normalmente, el cliente puede llevar su propia comida y únicamente está obligado a pagar la bebida. Biergarten hay muchos, pero quizá la fama de uno supera a la de los demás: el de la Torre China, en el enorme Jardín Inglés, un parque en el centro de Múnich que es más grande que Central Park o Hyde Park.

6-. Donde haya algo que celebrar... hay cerveza en grandísimas cantidades
Y si no, que se lo digan a Pep Guardiola, el entrenador del Bayern de Múnich, que el pasado mes de mayo, cuando su equipo ganó la Liga alemana, fue regado con cerveza.
Es una tradición: cuando el Bayern gana algún torneo, el líquido dorado corre por el césped y jugadores y preparadores acaban empadados. ¡Felicidad!

7-. Los camareros no se andan con chiquitas
Los camareros y las camareras de Múnich, especialmente en el Oktoberfest, son un símbolo. Vestidos con los típicos trajes bávaros, son capaces de llevar jarras y jarras de cerveza de un litro simultáneamente en sus manos. El récord lo tiene Anita Schwarz, de la Alta Baviera, que consiguió aguantar 19 jarras a lo largo de un trayecto de 40 metros sin derramar ni una gota.
Los camareros transportan también grandísimas bandejas con comida. Todos ellos, en cualquier caso, llegan con las fuerzas justas a las mesas, donde depositan su carga con una evidente cara de alivio.

El Terere, Todo está aqui